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Adventure

El jardín mágico de Sofía

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El sol brillaba con fuerza, pintando el cielo de un azul intenso. Era un día perfecto para jugar en el jardín, pero Sofía no estaba jugando. Estaba sentada en la ventana, mirando con tristeza el patio vacío. El verano se estaba acabando y la escuela comenzaba mañana. Sofía amaba el verano. Era tiempo de juegos en el parque, helados con su abuela y noches de cuentos bajo las estrellas. Pero la escuela... la escuela era diferente. Era un lugar lleno de reglas, tareas y, a veces, niños que no le caían bien. Suspiró con tristeza. ¿Cómo podía volver a la escuela con alegría? ¿Cómo podía dejar atrás el sol y la diversión? De repente, un pequeño pájaro amarillo se posó en el alféizar de la ventana. Sofía lo miró con curiosidad. El pajarito tenía un pico pequeño y amarillo, y sus ojos brillaban como dos cuentas negras. "¿Qué pasa, Sofía?", preguntó el pajarito con una vocecita aguda. Sofía se sorprendió. ¿Hablaba el pajarito? "No quiero ir a la escuela", dijo Sofía con voz triste. "El verano es mucho más divertido". El pajarito se rió con una risita suave. "Claro que el verano es divertido, pero la escuela también puede serlo", dijo. "Es un lugar donde puedes aprender cosas nuevas, hacer amigos y divertirte mucho". "¿En serio?", preguntó Sofía, con un poco de esperanza en su voz. "Sí, en serio", respondió el pajarito. "Te contaré un secreto: la escuela es como un gran jardín mágico". "¿Un jardín mágico?", preguntó Sofía, con los ojos muy abiertos. "Sí", dijo el pajarito. "En la escuela hay árboles de conocimiento que te enseñan a leer, escribir y contar. Hay flores de amistad que te ayudan a hacer nuevos amigos. Y hay ríos de imaginación que te llevan a lugares increíbles". Sofía se imaginó un jardín mágico lleno de árboles que hablaban, flores que sonreían y ríos que brillaban. Se le llenó el corazón de alegría. "¡Quiero ir a la escuela!", exclamó Sofía. El pajarito sonrió. "Entonces, prepárate para una aventura mágica", dijo. "La escuela te espera". Al día siguiente, Sofía se despertó con una sonrisa en la cara. Se vistió con su uniforme nuevo, un vestido azul con flores blancas, y se puso sus zapatos brillantes. Bajó corriendo las escaleras y encontró a su mamá en la cocina. "Buenos días, Sofía", dijo su mamá con una sonrisa. "¿Estás lista para la escuela?" "Sí, mamá", respondió Sofía con entusiasmo. "Estoy lista para una aventura mágica". Su mamá la llevó a la escuela en el coche. En el camino, Sofía observó con atención el paisaje. Los árboles parecían bailar con el viento, las flores se movían con gracia y el cielo azul se extendía hasta el infinito. Al llegar a la escuela, Sofía se sintió un poco nerviosa. Era un edificio grande y desconocido. Pero entonces, vio a su amiga Laura en la puerta. Laura le sonrió con alegría. "Hola, Sofía", dijo Laura. "Me alegro de verte". Sofía se sintió más tranquila. Juntas entraron a la escuela y se encontraron con su maestra, la señorita Carmen. La señorita Carmen era una mujer amable con ojos brillantes y una sonrisa contagiosa. "Bienvenidos a la escuela", dijo la señorita Carmen. "Hoy vamos a tener una clase muy especial". La señorita Carmen les enseñó a los niños a dibujar un árbol mágico. Sofía dibujó un árbol con hojas verdes y flores rojas. Luego, la señorita Carmen les leyó un cuento sobre un niño que se perdía en un bosque mágico. Después de la clase, Sofía y Laura fueron al patio a jugar. Sofía se encontró con otros niños que le caían bien. Juntos jugaron a la pelota, al escondite y a las muñecas. Al final del día, Sofía se sintió feliz y cansada. Había aprendido cosas nuevas, había hecho nuevos amigos y se había divertido mucho. "Mamá, la escuela es mágica", dijo Sofía mientras subía al coche. "Es como un jardín mágico". Su mamá sonrió. "Me alegro de que te haya gustado la escuela, Sofía", dijo. "Recuerda que la escuela es un lugar para aprender, crecer y hacer amigos". Sofía se acurrucó en el asiento del coche y cerró los ojos. Se imaginó el jardín mágico de la escuela, con sus árboles de conocimiento, sus flores de amistad y sus ríos de imaginación. Y sonrió. A partir de ese día, Sofía ya no temía la escuela. Sabía que la escuela era un lugar mágico donde podía aprender, crecer y divertirse. Y cada mañana, se despertaba con una sonrisa en la cara, lista para una nueva aventura en el jardín mágico de la escuela.
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How this story was created?

Story base: A tale about how to happily start the school after the summer

Category: Adventure

Language: Spanish

Length: Short

Age: 5

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