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Fantasy

Neo-Morfina: La Dosis de la Rebelión

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El neón de las pantallas publicitarias se reflejaba en los ojos de Kai, brillando con una intensidad que contrastaba con la opacidad de su mirada. El dolor, una punzada constante en su pecho, le recordaba la realidad: necesitaba la dosis de Neo-Morfina, y rápido. Su cuerpo, un crisol de implantes y modificaciones, se rebelaba contra la degradación de la ciudad. La contaminación, la falta de recursos, la omnipresente amenaza de los "Descartados" – seres humanos modificados hasta la locura por la tecnología – habían dejado su huella. La Neo-Morfina era su único alivio, un bálsamo que le permitía funcionar, que le permitía seguir siendo Kai, el hacker que navegaba por las sombras del ciberespacio. Caminó por las calles de Neo-Tokio, un laberinto de acero y vidrio donde la realidad se mezclaba con la virtualidad. Los hologramas de productos y servicios se proyectaban sobre los edificios, mientras que los drones zumbaban por el cielo, vigilando y controlando. La ciudad, una jaula de acero, lo aprisionaba. Llegó a su guarida, un apartamento en un edificio destartalado en las afueras de la ciudad. El lugar era un reflejo de su vida: desordenado, lleno de cables y pantallas, un santuario para su mente. Encendió su computadora, una reliquia de la era pre-digital, y conectó su interfaz neuronal. La pantalla se iluminó con un mar de código, un lenguaje que hablaba con fluidez. Su objetivo: el servidor central de la Corporación Pharma, la única fuente de Neo-Morfina en la ciudad. La seguridad era impenetrable, pero Kai era un maestro del ciberespacio, un fantasma que se movía entre los ceros y unos. Con movimientos ágiles, tecleó comandos, navegando por los laberínticos sistemas de seguridad. Firewall tras firewall, cada uno más complejo que el anterior, se alzaba como un muro infranqueable. Pero Kai tenía un as bajo la manga: un virus, una creación propia, capaz de abrirse paso por las defensas más robustas. El virus se propagó como un incendio, corrompiendo los sistemas de la Corporación Pharma. Las pantallas parpadearon, los servidores se sobrecargaron, y el caos se apoderó de la red. Kai, con la adrenalina corriendo por sus venas, aprovechó la brecha para acceder al almacén de Neo-Morfina. La información fluyó hacia su mente, un torrente de datos que le reveló la ubicación del medicamento. Era un almacén subterráneo, fuertemente custodiado, en el corazón de la ciudad. Kai desconectó su interfaz, la sensación de la realidad volviendo a él con fuerza. El dolor en su pecho se intensificó, una señal de que el tiempo se agotaba. Tenía que actuar rápido. Se dirigió a la estación de tren subterráneo, un laberinto de túneles oscuros y húmedos. Los vagones, abarrotados de gente, eran un microcosmos de la ciudad: pobreza, desesperación, y una lucha constante por la supervivencia. Kai se abrió paso entre la multitud, su mirada fija en el destino: la estación de la Corporación Pharma. La seguridad era implacable, pero él tenía un plan. En la estación, un grupo de "Descartados" merodeaba, sus ojos rojos y vacíos, sus cuerpos cubiertos de cicatrices y cables. Eran los guardianes de la ciudad, los perros guardianes de la Corporación Pharma. Kai se acercó a ellos, su cuerpo tenso, su mente trabajando a toda velocidad. Les ofreció un trato: información a cambio de acceso al almacén. Los "Descartados", atraídos por la promesa de datos, aceptaron. Con su ayuda, Kai logró infiltrarse en el almacén. La seguridad era formidable, pero los "Descartados", con su fuerza bruta y su falta de miedo, lograron abrirse paso. En el interior, el almacén era un laberinto de cajas y estantes, lleno de medicamentos y productos químicos. Kai encontró la Neo-Morfina, un líquido transparente en viales de cristal. Tomó una dosis, la inyectó en su brazo, y sintió el alivio recorrer su cuerpo. El dolor se desvaneció, dejando una sensación de paz y bienestar. Pero la victoria fue efímera. Los guardias de la Corporación Pharma, alertados por la intrusión, llegaron al almacén. Kai, con los "Descartados" a su lado, se enfrentó a ellos en una batalla brutal. Las balas silbaron, las espadas chocaron, y el almacén se convirtió en un campo de batalla. Kai, con su agilidad y su conocimiento del ciberespacio, logró esquivar los ataques y deshabilitar las armas de los guardias. Finalmente, con la ayuda de los "Descartados", logró escapar del almacén. La ciudad, con su caos y su violencia, lo esperaba. Kai, con la Neo-Morfina corriendo por sus venas, se adentró en la noche, un fantasma en el ciberespacio, un rebelde en un mundo controlado por la tecnología. La lucha por la supervivencia, la lucha por la libertad, continuaba.
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How this story was created?

Story base: En un mundo cyberpunk necesitas una medicina urgentemente

Category: Fantasy

Language: Spanish

Length: Short

Age: 23

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