El Salto del Canguro
Era un día soleado en el pueblo de Alegría. Los niños corrían por las calles, riendo y jugando, mientras los adultos se preparaban para la fiesta anual del pueblo: ¡La Gran Carrera de Sacos!
Este año, la competencia prometía ser más emocionante que nunca. Todos los niños del pueblo estaban ansiosos por participar, desde el pequeño Mateo, que apenas llegaba a la cintura de un saco, hasta la valiente Sofía, que siempre ganaba en las carreras de velocidad.
El escenario estaba listo: una pista de tierra de unos 50 metros, con una línea de salida y una línea de meta bien marcadas. Los sacos, de colores vibrantes y con un agujero para la cabeza, estaban alineados en la línea de salida, esperando a sus valientes jinetes.
El maestro de ceremonias, el señor Pérez, un hombre corpulento con una sonrisa contagiosa, tomó el micrófono y anunció: "¡Bienvenidos a la Gran Carrera de Sacos! ¡Prepárense para una tarde llena de risas y emoción!"
Los niños se acomodaron en sus sacos, con las piernas dobladas y los brazos agarrados al borde. Algunos se tambaleaban un poco, tratando de encontrar el equilibrio. Otros, como Sofía, se veían seguros y decididos.
El señor Pérez dio la señal de salida: "¡En sus marcas, listos, ¡FUERA!"
Los niños salieron disparados, saltando y tropezando dentro de sus sacos. La risa y el entusiasmo llenaron el aire. Mateo, con su pequeño tamaño, se movía con dificultad, pero no se rendía. Sofía, con su agilidad, lideraba la carrera, saltando con precisión y velocidad.
De repente, ¡un gran tropiezo! El saco de Lucas, un niño alto y delgado, se enganchó en una piedra y lo hizo caer de bruces. Los demás niños se detuvieron para ayudarlo a levantarse.
"No te preocupes, Lucas", dijo Sofía, con una sonrisa. "Sigue participando, ¡la diversión es lo importante!"
Lucas, avergonzado pero con una sonrisa, se reincorporó a la carrera. La competencia se reanudó, con más risas y emoción que antes.
Mateo, con su pequeño tamaño, se había dado cuenta de que podía moverse más rápido si saltaba en un solo pie. ¡Y así lo hizo! Saltando como un canguro, se fue acercando a la línea de meta.
Sofía, que seguía liderando la carrera, se dio cuenta de que Mateo la estaba alcanzando. ¡Tenía que hacer algo!
Con un movimiento rápido, Sofía se agachó y comenzó a arrastrar su saco por el suelo. ¡Era más rápido que saltar!
Los demás niños se sorprendieron al ver la estrategia de Sofía. Algunos la imitaron, arrastrando sus sacos por el suelo.
Mateo, que seguía saltando en un solo pie, se dio cuenta de que Sofía lo estaba alcanzando. ¡Tenía que hacer algo!
Con un último esfuerzo, Mateo se lanzó hacia la línea de meta, saltando con todas sus fuerzas. ¡Y lo logró! Cruzó la línea de meta justo antes que Sofía.
La multitud estalló en aplausos y vítores. Mateo, con una sonrisa de oreja a oreja, levantó los brazos en señal de victoria.
Sofía, aunque había perdido la carrera, estaba feliz por Mateo. "¡Felicidades, Mateo!", exclamó. "Eres un campeón!"
El señor Pérez, con una sonrisa de satisfacción, anunció: "¡Y el ganador de la Gran Carrera de Sacos es... ¡Mateo!"
Mateo, rodeado de sus amigos y familiares, recibió una medalla de oro y un gran aplauso. La fiesta continuó con música, juegos y mucha comida.
Todos los niños, incluso Lucas, que había terminado en último lugar, se fueron a casa con una sonrisa. La Gran Carrera de Sacos había sido un éxito, llena de risas, emoción y amistad.
Al final del día, todos se dieron cuenta de que lo importante no era ganar, sino participar y divertirse. Y eso es lo que hizo que la Gran Carrera de Sacos fuera tan especial.

How this story was created?
Story base: una historia basada en una carrera de sacos
Category:
Language: Spanish
Length: Short
Age: 8
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